Sobrevivientes del Sename y su verdad: Chile despierta ante una deuda histórica

Conversatorio sobre infancias marca un hito en la memoria institucional del país

En un entorno cargado de simbolismo, se desarrolló el conversatorio «Encuentro sobre Infancias en Chile», organizado por el Instituto de Teología y Estudios Religiosos (ITER) de la Universidad Alberto Hurtado, la Casa del Encuentro, el Instituto de Historia de la Pontificia Universidad Católica de Chile y la Biblioteca Nacional, los días 13 y 14 de mayo.

Un espacio para la memoria: el valor del encuentro

El lugar elegido no fue casual: la Biblioteca Nacional, guardiana de los documentos que narran la historia del país, sirvió de escenario para una reflexión sobre las infancias que no han sido debidamente documentadas. Muchas de estas historias, especialmente las de niñas, niños y adolescentes que pasaron por el sistema residencial, no están registradas en los archivos oficiales, sino que sobreviven en la memoria de sus protagonistas.

Sename: Una verdad por relatar, una infancia por reparar

La segunda jornada del encuentro llevó por título “Sename: una verdad por relatar, una infancia por reparar”. El diálogo fue profundo, interdisciplinario y propositivo, abordando temas desde la psiquiatría, la historia, el psicoanálisis y la justicia.

Se discutió sobre el impacto del anonimato, las secuelas psicológicas de tener un pasado desconocido y el rol de la memoria individual y colectiva en la construcción de la identidad. La infancia, como etapa vital que marca toda la existencia, fue analizada desde distintas perspectivas.

De la dictadura a la democracia: deuda pendiente con la infancia

El Sename fue creado en 1979 durante la dictadura de Augusto Pinochet, enmarcado en el Plan Nacional para Menores (1978-1982) y presentado con énfasis durante el Año Internacional del Niño. No obstante, diversos informes a lo largo de los años han evidenciado graves y sistemáticas violaciones a los derechos humanos de niños, niñas y adolescentes bajo custodia estatal.

En 2018, el Comité de los Derechos del Niño recomendó al Estado chileno implementar mecanismos de reparación, incluyendo tratamientos psicológicos, apoyo educativo, acceso a vivienda y compensación económica.

Comisión de Verdad, Justicia y Reparación: un paso esperanzador

Durante su Cuenta Pública 2024, el presidente Gabriel Boric anunció la creación de una Comisión de Verdad, Justicia y Reparación para las víctimas del sistema residencial. Un avance significativo que busca reconocer, reparar y evitar la repetición de estas graves vulneraciones.

Testimonios que conmueven y exigen acción

El conversatorio contó con testimonios de egresados que han sido actores clave en la visibilización de esta problemática histórica. Entre ellos:

Matías Orellana

Egresado del sistema de protección desde los 3 hasta los 19 años, fundador de la Fundación ECAM y colaborador en causas de inclusión social, expuso con claridad los conflictos estructurales de la institucionalidad en Chile. Hizo un llamado a visibilizar una historia aún no contada del todo y cuestionó cómo el sistema ha sido funcional a intereses económicos, más que al bienestar infantil

María Eugenia Reyes Barrera

Egresada de un hogar de protección, relató el difícil proceso de egreso y la revictimización al enfrentarse al mundo exterior. Su testimonio silenció la sala y provocó un necesario llamado a la conciencia social.

Claudio Yañez Bahamondes

También egresado del sistema de protección y actual alto directivo público del sector salud, explicó el significado de los conceptos de Verdad, Justicia, Reparación y No Repetición, poniendo énfasis en la deuda social e histórica del Estado con esta infancia vulnerada.

Matías Orellana y la Comisión por las Violaciones de Derechos Humanos en el Sename

Al cierre del conversatorio, Matías Orellana —egresado del sistema de protección estatal y fundador de la Fundación ECAM— fue consultado sobre la recientemente anunciada Comisión de Verdad, Justicia y Reparación para las víctimas del Sename. Su respuesta fue contundente y cargada de significado:

«Un país que no reconoce la verdad es un país sin historia».

Con esta frase, Orellana subrayó la urgencia de que Chile enfrente su pasado con honestidad, especialmente en lo referido a las graves y sistemáticas violaciones a los derechos humanos de niñas, niños y adolescentes institucionalizados.

«Hoy colaboramos con la Comisión —añadió— pero no queremos ser cómplices de un proceso que carezca de garantías reales ni de un desarrollo serio por parte del Estado. No buscamos un acto simbólico, sino una acción efectiva que asegure justicia, reparación y no repetición».